lunes, 26 de marzo de 2018

 "ANTE UN MUNDO EN CRISIS" 
 (  KRISHNAMURTI  )




(EXTRACTOS DEL lIBRO)




* PREAMBULO EDITORIAL


Los signos de desintegración de toda nuestra época son ahora harto evidentes, por donde quiera en el mundo se producen guerras, violencia y luchas.

El poderío y los falsos valores se han encontrado por doquier. En medio de este caos el hombre de buena voluntad intenta detener el arrollador avance de la bancarrota social y pone sus esperanzas en la fuerza de las instituciones, ya sean religiosas o políticas, fracasa porque los individuos que forman esas mismas instituciones, llevan consigo a ellas sus limitaciones, los falsos valores y su confusión. Por consiguiente, la clave de la transformación del mundo radica en la transformación del individuo:  sus actitudes, sus intimas intenciones, su conducta, su relación con el todo y lo particular.
En medio de esta vorágine de mala voluntad que es la vida moderna, es evidente el fracaso de las instituciones políticas y religiosas. La defensa, pues, de este institucionalismo, con sus viejas y estrechas fórmulas, no va a producir una auténtica reorientación, individual, un interés vital por los valores eternos. Allí donde este interés vital esté ausente, allí donde los valores reales del espíritu fallan, es forzoso que se desintegre la civilización. 





* INTRUDUCCIÓN




¿Puede cada quien, que es responsable del conflicto y miseria dentro de si mismo y por ende en el mundo, permitir que su mente-corazón esté embotado por erróneas filosofías e ideas? 

Si vos que habéis creado esta lucha y sufrimiento no cambiáis fundamentalmente, los sistemas, conferencias, tratados ¿ producirán orden y buena voluntad? 
Vuestros internos conflictos tienen expresión en desastres externos. Vuestro problema es el problema del mundo y únicamente vos podéis solucionarlo, no otro; no podéis dejarlo a los otros.
El político, el economista, el reformador, es como vos un oportunista, un astuto urdidor de planes; pero nuestro problema, este problema humano conflicto y miseria, esta existencia vacía que produce desastres tan angustiosos, requiere algo mas que maquinaciones astutas, mas que las superficiales reformas del político y el propagandista. Requiere un cambio radical de la mente humana y ninguno puede hacer que esta transformación se efectúe, salvo vos mismo.
Las catástrofes y la miseria vienen cuando los valores temporales sensorios predominan sobre el valor eterno. El valor permanente, eterno, no es resultado de creencia; vuestra creencia en Dios no significa que estéis experimentando el valor eterno, tan sólo la forma de vuestro vivir mostrará la realidad. 
La opresión y la explotación, la agresividad y la dureza económica, inevitablemente se suceden cuando la Realidad se ha perdido. TendREmos miseria y tribulación en tanto que la religión esté organizada de modo que sea parte del Estado, el instrumento del Estado. Eso contribuye a tolerar la fuerza organizada como política del Estado; y así alienta la opresión, la ignorancia y la intolerancia.
¿ Cómo puede entonces la religión, aliada con el Estado cumplir su sola función verdadera, o sea la de revelar y mantener el valor eterno?
Cuando la Realidad se pierde y no se busca, hay desunión y el hombre estará en contra del hombre. La confusión y la miseria no pueden desterrarse por el proceso de olvido a través del tiempo, por la idea consoladora de evolución, que sólo engendra pereza, aceptación cómoda y el deslizamiento continuo hacia la catástrofe; no debería permitir que el curso de vuestras vidas sea dirigido por otros, para otros o en aras del futuro. Nosotros somos responsables de nuestra conducta, no otro, ningún otro puede transformarnos. Cada uno debe descubrir y tener la experiencia de la Realidad, que es lo único en lo cual hay alegría y la sabiduría suprema.
¿ Cómo podemos, entonces llegar a esta experiencia, a través del cambio de las circunstancias externas, o mediante la transformación desde dentro?
El cambio exterior implica el dominio del medio ambiente a través de la legislación, la reforma económica y social, a través del conocimiento de los hechos y mejoramientos inestables, ya sea por medios violentos o graduales. Pero ¿ Podría la modificación de las circunstancias exteriores llegar a producir una fundamental transformación interna para producir un resultado externo? Podréis mediante la legislación, prohibir la ambición, ya que ella engendra la crueldad, la afirmación de sí mismo, la competencia y el conflicto; pero, ¿puede desarraigarse la ambición desde fuera?, suprimirla en una forma, ¿ no se afirmaría ella en otra distinta?. El motivo interno, el pensamiento-sentimiento privado, ¿ no determina siempre lo exterior?. Para producir una pacífica transformación externa, ¿ no debería primero efectuarse un profundo cambio psicológico? ¿ Puede lo exterior, por mas agradable que sea, producir contento duradero?
El vehemente anhelo interno siempre modifica lo exterior
Lo que sois psicológicamente, eso es vuestra sociedad, vuestro estado, vuestra  religión; si sois concupiscente, envidioso, ignorante, entonces vuestro ambiente será eso que vos sois.
Nosotros creamos el mundo en que vivimos 
Para que haya lugar un cambio radical y pacífico, debe haber voluntaria e inteligente transformación interna; este cambio psicológico seguramente no  ha de producirse a través de la coacción  y si lo fuera, habrìa entonces tal conflicto interno y confusión, que de nuevo precipitaría a la sociedad al desastre. La regeneraciòn interna debe ser voluntaria, inteligente, no obligada. Debemos buscar primero la Realidad y entonces  solamente podrá haber paz y orden en nuestro entorno.
Cuando abordáis el problema de la existencia desde fuera, se pone desde luego en marcha el proceso dual; en la dualidad hay conflicto interminable y ese conflicto no hace sino embotar la mente-corazón. Cuando abordàis el problema de la existencia desde el interior no hay división entre lo interno y lo externo; el pensador y sus pensamientos son uno, inseparable. Pero nosotros falsamente  separamos el pensamiento del pensador y procuramos de ese modo tratar tan sólo con la parte, educar y modificar la parte, esperando que en tal forma transformaremos el total. La parte va haciéndose mas y mas dividida y así, cada vez existe mayor conflicto, por tanto, debemos preocuparnos con el pensador desde dentro y no con la modificación de la parte, su pensamiento. Pero desgraciadamente la mayoría de nosotros nos encontramos atrapados entre la incertidumbre de lo exterior y la incertidumbre de lo interior. Esa incertidumbre es lo que debe comprenderse. La falta de certeza de los valores es lo que produce conflicto, confusión y dolor, e impide que sigamos un curso claro de acción bien sea del exterior o de lo interior. 
Si siguiéramos lo externo dándonos  plena cuenta, percibiendo su significación total, entonces ese curso inevitablemente nos llevaría a lo interno,
pero desgraciadamente quedamos perdidos en lo exterior por no ser suficientemente flexibles en la indagación de sí mismo. Al examinar los valores sensorios por los cuales son dominados nuestros pensamientos-sentimientos  y al volverse conscientes de ellos, sin que haya selección, percibiréis que lo interno se aclara. Este descubrimiento traerá libertad y alegría creadora. Pero este descubrimiento y su experiencia no puede hacerlo otro por vos. ¿ quedaría vuestra hambre sastifecha por presenciar que otro comiera ?. A través de la propia auto-percepción debéis despertar a los falsos valores y descubrir así el valor eterno.
Puede haber cambio fundamental interno y externo sólo cuando el pensamiento-sentimiento se desenreda de los valores sensorios causantes del conflicto y dolor.