sábado, 24 de marzo de 2018

"ANTE UN MUNDO EN CRISIS"
 ( Krishnamurti )


TRANSFORMACIÓN DEL INDIVIDUO Y LA SOCIEDAD



El dolor y la confusión existen siempre en el mundo; hay siempre en él este problema de lucha y sufrimiento. Llegamos a ser consciente de este conflicto, de ese dolor, cuando nos afecta personalmente o cuando esta inmediatamente a nuestro alrededor, como lo está ahora. Los problemas de la guerra han existido antes; pero a la mayor parte de nosotros no nos han interesado porque estaban muy lejanos y no nos afectaban personalmente y profundamente; pero ahora la guerra está  a nuestras puertas y esto parece dominar la mente de la mayor parte de la gente.
La guerra es solamente una manifestación externa de la confusión y de la lucha interna de odio y antagonismo. El problema que debiéramos discutir, es el del individuo y de su relación con otro, que es la sociedad.
La mayor parte de nosotros estamos inclinados a pensar que por medio de la legislación por la simple organización, o por el liderismo, pueden ser resueltos los problemas de la guerra y la paz y otros problemas humanos. Como no queremos ser responsables individualmente de este torbellino interno y externo de nuestras vidas, acudimos a grupos, autoridades y acción de masa. Por medio de estos métodos externos se puede tener paz temporal; pero solamente cuando el individuo se entiende a sí mismos y entiende sus relaciones con otro, lo cual constituye la sociedad, puede existir la paz permanente, duradera. La paz es interna y no externa; sólo puede haber paz y felicidad en el mundo cuando el individuo -que es el mundo- se consagra definitivamente a alterar las causas que dentro de él mismo producen confusión, sufrimiento, odio etc.
Cada uno debe vivir seriamente y no vivir simplemente de acción y frases superficiales. No podemos crear una sociedad pacífica, inteligente, si el individuo es intolerante, brutal y competidor. La sociedad es la extensión del individuo; la sociedad es la proyección de nosotros mismo. Así pues no pensemos sólo en alterar el medio ambiente; esto necesariamente debe tener lugar si nuestra atención completa se dirige a la transformación del individuo. ¿ Cómo podemos tener fraternidad en el mundo si somos intolerantes, si odiamos, si somos codiciosos, voraces ?. Si cada uno de nosotros es llevado por una ambición que consume, si lucha por tener éxito, si busca la felicidad en las cosas, es seguro que tendrá que crear una sociedad que es caótica, cruel, insensible y destructora. 
El mundo es nosotros mismo, lo que somos es el mundo, entonces ya podremos pensar en cómo producir el cambio necesario en nosotros.
Nos apegamos al ambiente esperando encontrar en él seguridad y la continuidad de nuestra auto-identificación y en consecuencia nos resistimos a todo cambio de pensamiento y de valores.
Pero la vida está en continuo flujo y por ende, existe conflicto constante entre el deseo que siempre tiene que llegar a ser estático y la realidad que no tiene morada. 
Para comprendernos, tenemos que estar interesados en el descubrimiento de nosotros mismo, debemos llegar a estar alertas respecto de nuestro propio proceso de pensamiento y sentimiento. ¿ En qué están interesados principalmente nuestros pensamientos y sentimientos, qué es lo que les concierne?. Les concierne, Las cosas, las gentes y las ideas, fundamentalmente.
Ahora bien, ¿ porqué es que las cosas han asumido tan inmensamente importancia en nuestras vidas ?. ¿ Por qué las cosas, la propiedad, las casas, los vestidos, etc, toman un lugar tan dominante en nuestras vidas ? ¿ Es porqué simplemente las necesitamos ? o ¿ es que dependemos de ellas para nuestra felicidad psicológica ? Todos necesitamos vestido, alimento y morada, pero, ¿ porqué es que esto ha asumido importancia y significación tremendas ? Las cosas asumen tal valor y significación desproporcionadas porque psicológicamente dependemos de ellas para nuestro bienestar. Alimentan nuestra vanidad, nos dan prestigio social, nos brindan los medios de lograr poder. Las usamos con objeto de realizar propósitos diversos de los que tienen en sí misma. Necesitamos alimento vestidos, albergue, lo cual es natural y no pervierte; pero cuando dependemos de las cosas para nuestra gratificación, para nuestra satisfacción, cuando las cosas llegan a ser necesidades psicológicas, asumen un valor e importancia completamente desproporcionados y
  de aquí se origina la lucha y el conflicto por poseerlas y los diversos medios de conservar las cosas de las cuales dependemos. 
Para libertar la mente de la sensación y de la satisfacción, tenéis que comenzar con las sensaciones que os son familiares y establecer allí el adecuado cimiento para la comprensión. La sensación tiene lugar, y comprendiéndola no asume la deformación que tiene ahora. Muchos piensan que si las cosas del mundo estuvieran bien organizadas, de tal modo que todos tuviesen lo suficiente, entonces existiría un mundo feliz y pacífico; pero yo temo que esto no será así si individualmente no hemos comprendido el verdadero significado de las cosas. Dependemos de ellas porque internamente somos pobres y encubrimos esa pobreza del ser con cosas, y esas acumulaciones externas, estas posesiones superficiales, llegan a ser tan vitalmente importantes que por ellas estamos dispuestos a mentir, a defraudar, a luchar y a destruirnos unos a otros.
Porque las cosas son el medio para lograr poder, para tener gloria.
Para comprender nuestra justa relación respecto a ellas, se requiere inteligencia, que no es ascetismo, ni afán adquisitivo; no es renunciación, ni acumulación, sino que es el libre e inteligente darse cuenta de las necesidades sin depender afanosamente de las cosas.Cuando comprendéis esto no existe el sufrimiento del desprenderse, ni el dolor de la lucha de la competencia.
¿ Es uno capaz de examinar y comprender críticamente la diferencia entre las propias necesidades y la dependencia psicológica de las cosas ?. Este darse cuenta conscientemente de la necesidad y de la codicia, ayuda a establecer el cimiento recto para nuestro pensar. La codicia en una forma u otra, es siempre la causa del antagonismo, del odio nacional despiadado, y de  las brutalidades sutiles. ¿ Cómo podemos comprender la realidad que trasciende todas estas formas de lucha y sufrimiento ?
 Debemos comenzar con nosotros mismos, con nuestra relación respecto a las cosas y a la gente. Sin entender el proceso complejo de la codicia no comprendemos la realidad.
 Después de siglos de predicar la bondad, la fraternidad, el amor, vemos en rededor nuestro el caos y una brutalidad extraordinaria; somos fácilmente cogidos en este remolino de odio y de antagonismo y pensamos que alterando los síntomas externos, tendríamos la unidad humana.
  La paz no es una cosa que pueda tratarse del exterior, puede solamente venir de adentro; esto requiere gran empeño y concentración, no en algún propósito único, sino en la comprensión del problema complejo del vivir.

No podéis destruir la codicia por medio de códigos. Podréis destruir una forma de ella por la coacción, pero de un modo inevitable tornará en otra forma que creará de nuevo caos social. También hay quienes piensan que la codicia o el anhelo pueden ser destruidos por medio de ideales intelectuales o emocionales, por medio de dogmas y credos religiosos; esto tampoco puede ser, porque la codicia no se domina por la imitación, el servicio o el amor. Anonadarse no es el remedio duradero para el conflicto de la codicia. Las religiones han ofrecido compensación para librarse de las codicias; pero la realidad no es compensación. Perseguir compensación es llevar a otro nivel, a otro plano, la causa del conflicto que es la codicia, el anhelo; pero el choque y el dolor siguen allí. 
Si ya no estáis buscando compensación religiosa para la codicia, o si no estáis ya agarrados en la falsa esperanza de la legislación en contra de ella, entonces empezaréis a comprender el proceso diferente para disolver el anhelo de modo completo pero esto requiere empeño persistente, sin sentimentalismo, sin engaños del astuto intelecto.. 
Mientras uno usa las cosas porque las necesita, sin estar psicológicamente involucrado en ellas, puede haber una limitación inteligente en las necesidades que no este basada en la mera gratificación. El depender de las cosas se manifiesta como miseria y conflicto social. Siendo uno pobre internamente, se piensa en enriquecer por medio de posesiones, sin resolver fundamentalmente la pobreza psicológica del existir. Como el pensamiento es ahora producto de la codicia, es transitorio y así no puede comprender lo eterno. Lo que ha de poder comprender lo inmortal, debe ser también inmortal. Lo permanente puede ser entendido solamente a través de lo transitorio. Esto es, el pensamiento nacido de la codicia es transitorio y todo lo que crea debe ser seguramente transitorio también, y mientras la mente esté aprisionada dentro del círculo de la codicia, no puede ni transcenderla, ni vencer a sí mismo. En un esfuerzo por dominar, crea mayores resistencias y mas se enreda en ellas.
¿ Porquè, pues necesitáis luchar contra esto? ¿ Pero acaso puede ser la satisfacción completa? ¿ No está en estado de flujo constantemente , anhelando una gratificación tras otra?. Así el pensamiento queda atrapado en su propia malla de ignorancia y dolor. Comprendemos que estamos aprisionados por la codicia, y también percibimos, cuando menos intelectualmente, el efecto de la codicia. ¿ Cómo pues, va el pensamiento a desembarazarse de sus propios y autocreados anhelos?
Sólo estando constantemente alerta, sólo por medio de la comprensión del proceso de la codicia misma. La comprensión se obtiene por medio de ese acercamiento experimental que tiene la cualidad peculiar de inclusión total. Este acercamiento yace en los actos de nuestra vida diaria. Si estáis alerta observaréis claramente el proceso del anhelo, veréis que en este observar existe el deseo de selección, el deseo de razonar, pero este deseo es aún parte del anhelo.

Tenèis que ser agudamente consciente de la sutileza del anhelo y así a través del experimento surge la plenitud de la comprensión, que es lo ùnico que de un modo radial liberta al pensamiento del anhelo. Si de este modo sois consciente, habrá una forma diferente de voluntad o de comprensión, que no es voluntad nacida del conflicto o de la renunciación, sino de lo total, de lo completo, lo cual es santo.
Esta comprensión es un acercarse a la realidad que no es producto del propósito o esfuerzo de logro; de la voluntad nacida del anhelo y del conflicto. La paz es de ésta totalidad, de ésta comprensión.



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